viernes, 17 de julio de 2020

El legado de la Cooperativa Integral Catalana (2010-2017) - Ponencia para el IV ENCUENTRO REVOLUCIÓN INTEGRAL - 27-30 de Agosto 2020 - Ziordia (Navarra)


Este texto recoge de manera breve y parcial un acercamiento a lo que fue el recorrido de la CIC en el periodo 2010-2017, hasta que se esta se disolvió de manera efectiva, aunque no de manera oficial, ya que esta aún hoy sigue operando de manera disgregada y puntual.
La CIC se forma en Barcelona en el periodo inmediatamente posterior al estallido de la crisis de 2008, sobre postulados de alter-economía, autogestión y decrecimiento (surgió en 2010 a raíz de la marcha por el decrecimiento) y fue recogiendo una línea discursiva en favor de la ecología, la desobediencia y en contra del poder estatal y el cartel de la banca, haciendo suyo posteriormente el llamamiento a la revolución integral (2014).
En su recorrido, produjo una gran confluencia de personas dispares en lo ideológico; libertarios, anarquistas, comunistas, sindicalistas, newage y terapéuticos, neorurales, independentistas, etc. aunque la etiqueta ideológica se mantuvo siempre en segundo plano, tomando protagonismo los principios que para tal fin fueron discutidos y establecidos. Las ideologías postmodernas y los tradicionales “ismos” del ámbito militante no tuvieron presencia significativa en el ámbito público y operativo, salvo algunos debates específicos que se organizaron por ejemplo en relación a la independencia de Catalunya, bajo la perspectiva de independencia sin Estado. Sin embargo, la incompatibilidad de algunas visiones y estilos de vida, no afrontada explícitamente desde los inicios mediante algún tipo de filtro de admisión, supuso uno de los detonantes de las posteriores tensiones y ulterior disgregación.
En el momento álgido post 15-M (años 2012-2013, cuando se presenta la publicación ¡Rebelaos!), se produce el momento de mayor impacto y repercusión, con una cantidad importante de intervenciones, recepción de personas e iniciativas, formaciones, apoyo a la creación de cooperativas integrales hermanas e impulso de la red de cooperativas integrales. Se genera un clima de ilusión que se contagia rápidamente entre sectores de activistas que vienen del 15M. Al mismo tiempo y ya desde el inicio, se generan desconfianzas en sectores activistas clásicos, por el hecho de intervenir al margen del tejido organizativo existente y fuera del esquema militante de los círculos libertarios, independentistas y vecinales postmodernos que operaban principalmente en la ciudad de Barcelona. La CIC fue una experiencia activista fuera de los clásicos círculos activistas.
La operativa era asamblearia, basada en comisiones de trabajo y asambleas generales, además de las jornadas asamblearias que rotaban mensualmente por todo el territorio catalán. Sin embargo pronto los conflictos interpersonales y la distribución de los excedentes dinerarios (a modo de sueldos-asignaciones) coparon la temática de las asambleas. Hay que decir que mediante la práctica de la desobediencia económica y el apoyo a la pequeña actividad comercial y productiva, se desarrolla una importante capacidad de generación de excedentes monetarios, llegando a fijar un presupuesto de 500mil euros anuales. Sin embargo, de manera progresiva, se vuelca una excesiva energía en obtener recursos de la economía en euros y van perdiendo peso relativo los proyectos que permiten construir un sistema alternativo al imperante (salvo algunas excepciones).
La calidad del sujeto resultó clave, en cuanto a su disposición ética-relacional y a su aptitud para las labores de gestión de la cosa común, ya que supuso la mayor debilidad del proyecto. De manera reiterada se replican actitudes competitivas y egoístas propias del sistema, entre personas que buscan más recibir refugio que aportar para construir, mientras falta empoderamiento en las asambleas para hacer cumplir los acuerdos colectivos. Todo esto, aunque sin éxito significativo, se trató de abordar mediante jornadas convivenciales, formaciones y discusiones específicas; así como con herramientas para aportar transparencia, claridad y eficiencia organizativa, basadas en la planificación, mediante procedimientos consensuados y la asignación de responsabilidades.
Con el tiempo, las desavenencias y el desencanto, la CIC se convirtió en una vanguardia empequeñecida rodeada de activistas a sueldo, donde una minoría se hace cargo de sostener una estructura que ofrece un servicio a una mayoría (que además, no es recíproca con lo que recibe). Un pseudo-sistema funcionarial que no opera como resultado de aglutinar y escalar voluntades a escala local sino como estructura ensimisma, por sí y para sí. Se disocia así la cadena persona>producción>colectividad>estructura de coordinación.
Toda iniciativa revolucionaria a escala debe desarrollarse desde de lo individual y local a lo global y colectivo (como tradicionalmente se dice “de abajo a arriba”), partiendo de proyectos, vecindades o fraternidades claramente autosuficientes (en lo ético, lo discursivo, lo organizativo y en lo económico) para que dichas virtudes puedan ser escaladas con posibilidades de éxito y abarcar así un rango de acción y coordinación a mayor escala. En la CIC se inició un proceso para profundizar en este tipo de modelo, partiendo de la premisa del trabajo colaborativo descentralizado, que desembocó en una recentralización primero y finalmente, como medida correctiva, se tradujo en un proceso de descentralización acelerada sin unas bases organizativas consolidadas, lo que fue el detonante final para la desintegración de la organización.
En cualquier caso, la CIC por su duración en el tiempo, por su impacto en el territorio, por la gente que congregó y por sus postulados claramente en favor de una transformación integral, representa una de las experiencias colectivas peninsulares más importantes de este inicio de siglo XXI.
Ahí quedan como legado, las prácticas de desobediencia económica, la experiencia en economía alternativa y monedas sociales, de abastecimiento colectivizado, vivienda y espacios compartidos, educación libre, salud holística, tecnologías autogestionadas, jornadas asamblearias itinerantes, etc. Hay que decir que numerosos doctorandos, iniciativas sociales y privadas han tomado como referencia las prácticas y los discursos que generó en su periodo de mayor actividad la CIC.
La CIC ha supuesto un experimento tangible, evidenciando que es posible construir una realidad alternativa al sistema imperante en todos los ámbitos de la sociedad; esto supone un gran legado para el imaginario colectivo y de cara a proyectos de mayor alcance que están por venir.
Un saludo a todas las personas que de una u otra manera participaron o se nutrieron del discurso y de las experiencias de las cooperativas integrales.
Referencias
  • Cooperativas integrales. Hacia una sociedad autogestionada (Revista Ekintza Zuzena, 2014)
  • La moneda social, ¿una herramienta transformadora? (Grupo por la defensa del territorio del Alto Palancia, Revista Argelaga, 2014)
  • Autogestión de la miseria, miserias de la autogestión (Terra cremada, 2012)