"Cuando aparece la tentación del "mal menor", del chantaje del mal menor, realizado por la socialdemocracia, y sus nuevos socios, viene bien recordar estas observaciones del gran Antonio Gramsci; porque la hegemonía burguesa sobre la clase trabajadora encuentra, en el mal menor, a la última trinchera para sostenerse, toda vez que se ha revelado como un hecho que la nueva y vieja socialdemocracia, como representación del capital, encarnan las contradicciones sociales del machismo, el racismo, además de las de la estructura clasista que las genera; contradicciones que, en esos grupos políticos, se han hecho visibles para todos en la flagrante contradicción entre el decir y el hacer.
El concepto de mal menor es de los más relativos. Hay siempre un mal aún menor que el anteriormente menor y frente a un peligro mayor en comparación con aquél anteriormente mayor. Cada mal mayor se vuelve menor en comparación con otro mayor, y así hasta el infinito. Así pues, se trata nada más que de la forma que asume el proceso de adaptación a un movimiento regresivo, cuyo desarrollo es conducido por la fuerza eficiente; mientras que la fuerza antitética está decidida a capitular progresivamente por pequeñas etapas, y no de un solo golpe, lo que sería beneficioso, por el efecto psicológico condensado, para hacer nacer una fuerza competidora activa, o a reforzarla si ya existiese".
